El Bulldog Frances es muy activo, siempre está alerta;
es inteligente, curioso, adaptable a lugares pequeños
siempre y cuando se ejercite lo suficiente; dispuesto en todo
momento a complacer a sus dueños disfruta mucho de
los momentos que pasan juntos.
Es un perro alegre, listo, le encanta jugar y destaca en
adiestramiento de obediencia. A pesar de su carácter
y de ser ladrador, no tiende a morder. Su capa corta de pelo
no requiere de mucho cuidado
Es buen compañero para los niños, la familia
e incluso para otros animales. Necesita gran actividad para
mantenerse en forma y frecuentemente participa con sus dueños
en la práctica algún deporte.
Franceses e ingleses sostienen teorías completamente
contradictorias sobre el origen de esta raza, afirmando ambos
que se trata de una raza autóctona.

El Bulldog Frances, como casi la totalidad
de las razas, aparece sin dejar fehacientes pruebas de cuáles
eran sus ancestros.
Los primeros molosos asirios eran grandes Mastiff que llegaron
al archipiélago británico con la invasión
de los bárbaros. Con el tiempo los descendientes de estos
perros fueron utilizados por las clases humildes en las peleas
de perros contra toros, que llegaron a ser muy populares durante
siglos, además de que movieron considerables cuantías
económicas.
La prohibición en 1835 de las peleas entre perro y toro
hizo que la raza entrara en un auténtico declive, dado
que muy pocos podían mantener animales que no produjeran
beneficios.
En la crisis económica de los años
1848 a 1860 muchos británicos de la industria textil
emigraron a Francia, donde llevaron consigo sus perros de pelea.
Éstos ya habían desarrollado un tamaño
pequeño, la nariz hacia atrás para poder respirar
mientras mantenían la mordida con unas mandíbulas
potentes y de prognatismo inferior.
Estos Bulldog de talla baja fueron cruzados
con todo tipo de Terrier, Carlino y otras razas de perros molosos
con el fin de miniaturizarlos, abandonando con ello el perro
de pelea en la búsqueda de uno de compañía.
Ya en 1874 se empezaron a presentar ejemplares con el hocico
más corto, las orejas erectas y hacia adelante y con
las puntas más redondeadas, el frente más plano,
los ojos bien separados y grandes, el cuerpo más ancho
y más bajo.
El primer club de la raza fue fundado en 1888
por Charles Roger, aunque su primer estándar fue redactado
un año antes, donde ya se le definía como un «pequeño
Hércules». Entre 1896 y 1914 en el Reino Unido
eran reconocidos dos tamaños de Bulldog Francés,
uno grande, que sería el que conocemos en la actualidad,
y otro llamado Toy Bulldog.
En sus inicios el estándar admitía
dos tipos de orejas, punto que fue modificado en 1898, al exigirse
las orejas hacia adelante, de tipo «murciélago».
Aun así, en 1902 surgió una polémica acerca
de los tamaños, de modo que por un lado se contemplaban
los Toy Bulldog, de menos de 10 kilos de peso sin distinción
sobre su tipo de orejas, y el Bulldog Francés, cuyo peso
oscilaba entre los 10 y los 14 kilos y debían tener las
orejas «de murciélago». Con el tiempo, y
por múltiples causas, el Toy Bulldog desapareció,
de modo que en 1932 el estándar ya sólo contemplaba
la diferencia de peso entre los sexos.
Una de las características que diferencia
la formación de la raza Bulldog Francés respecto
de otras de pequeño tamaño es que fue seleccionada
por miembros de la clase social humilde, de manera que su conquista
de la burguesía se hizo poco a poco. Ello no obsta para
que fuera un tipo de perro solicitado por reyes, entre ellos
Eduardo VII, o príncipes austriacos como el de Coburgo.
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